lunes, 14 de septiembre de 2015

Transculturación

Transculturación


La transculturación  es un fenómeno que ocurre cuando un grupo social recibe y adopta las formas culturales que provienen de otro grupo. La comunidad, por lo tanto, termina sustituyendo en mayor o menor medida sus propias prácticas culturales.
 
Es una denominación denominada así por Fernando Ortiz en Cuba, dijo: “La historia americana no puede ser comprendida sin conocer la de todas las esencias étnicas que en este continente se han fundido y sin apreciar cual ha sido el verdadero resultado de su recíproca transculturación”. 

A nivel más general, puede decirse que la transculturación es la adaptación de los rasgos de una cultura ajena como propios. La transición se produce en diversas fases donde, inevitablemente, se pierden ciertos elementos de la cultura original. Algunos expertos notan que el conflicto se produce en la primera fase de la transculturación, cuando la cultura ajena comienza a imponerse sobre la originaria.

La primera vez el vocablo transculturación, a sabiendas de qué es un neologismo.

Los cambios culturales representan los cambios en la historia, como fue la cultura de la sociedad agraria que evolucionó hacia la cultura de la sociedad industrial. Es importante tener en cuenta que la transculturación es un proceso, no siempre fácil de explicar porque sus protagonistas son sociedades, y como tales abarcativas. Sin dudas no es un proceso fácil e incluso hasta podría llegar a ser "doloroso" en muchos casos, esto nos muestra que hay una sociedad que se impone con su cultura frente a otra, perdiendo esta última muchos rasgos característicos propios.

Contra el racismo

Con esta noción Ortiz superaba en elevación y profundidad lo que consideró como “el engaño de las razas”, que así justamente tituló su libro publicado en 1946, explicando qué es lo que el uso del término “raza” pretende, pero no puede reflejar. Como afirmó: “la cultura no significa lo que la raza quiere significar. Aquella es una clasificación humana por sus típicos medios de vida, por su conducta social; esta es sólo una tentativa física y morfológica. (…) La cultura es un concepto esencialmente humano y sociológico; la raza es de carácter exclusivamente zoológico. Y hoy se quiere emplear la palabra cultura, precisamente por su significación efectiva y social, libre de toda la carga que ilusoria y mitológicamente se hace gravar sobre la voz raza. Así el concepto de cultura y su vocablo adquieren una grande, cierta e ineludible responsabilidad. 

Cultura mulata

De tal modo debe hacerse la más clara distinción entre el mestizaje étnico y el cultural, y aunque Don Fernando Ortiz hizo un uso profuso del lenguaje metafórico para reflejar estos procesos, téngase en cuenta que le tocó un momento en el cual todos los recursos podían resultarle necesarios para ayudar a una toma de conciencia fundamental para comprender nuestro propio ser, como nación o más allá. Es por eso que aclara: “Usamos las expresiones 'culturas blancas' y 'culturas negras' no porque creamos que las pigmentaciones leucodérmicas o melanodérmicas puedan implicar un sentido inherente a la cultura.  Queremos significar, a falta de unas locuciones más precisas y fáciles, las características generales de las culturas de los pueblos llamados “blancos”, especialmente las de troncalidad europea, y las correspondientes a las culturas de los pueblos llamados comúnmente “negros” y en particular los negros de África.”

Transculturación y su producto depurado

También Ortiz nos ofrece una clave diferente, en materia de estudios socio-culturales, a la del concepto de “hibridación”, desarrollado años después por el investigador Néstor García Canclini, quien no le atribuye una connotación de infertilidad, no obstante reconocer la presencia del referente genetista en el seno del cual se desarrolló el término. Pero dice Ortiz: “…la mulatez o mestizaje no es un hibridismo insustancial, ni eclecticismo, ni decoloración, sino simplemente un tertium quid, realidad vital y fecunda, fruto generado por cópula de pigmentaciones y culturas, una nueva sustancia, un nuevo color, un alquitarado producto de transculturación.” ] Cabe considerar el concepto de hibridación sobre todo para el análisis de procesos posteriores y de más actores sociales en relación con los descritos por Ortiz, así como para el estudio de otras formas de inter-influencias culturales. Como dice García Canclini: “Si queremos ir más allá de liberar el análisis cultural de sus tropismos fundamentalistas identitarios, debemos situar a la hibridación en otra red de conceptos: por ejemplo, contradicción, mestizaje, sincretismo, transculturación y creolización.
También es necesario verlo en medio de las ambivalencias de la industrialización y masificación globalizada de los procesos simbólicos.” Más adelante añade: “Se ha propuesto el término transculturación para designar estas mezclas. Fernando Ortiz lo inauguró… Angel Rama desarrolló esta noción en su análisis de las redes intertextuales de vanguardias y regionalismo en la literatura latinoamericana. Son aportes que reconocieron en sus campos específicos lo que transita entre culturas, con lo cual superaron la simplicidad unidireccional de la noción de aculturación. No avanzaron mucho en la comprensión de cómo la transculturación engendra nuevos productos, ni cómo se articulan varias lógicas de hibridación.”